Mi primera vez.
Vacaciones 2001. No fueron unas vacaciones en el espacio exterior como se creía hace 30 años atrás. Estábamos en Córdoba, de campamento. Esas vacaciones fueron bautizadas como "El viaje astral de los cuatro". Jajaja!! que bueno poder reírme de eso. Hace tanto que no reía. Los cuatro eramos Hernan, Matias, Juny y yo. Un grupo de drogones de 18 años que no entendían nada de la vida. Salvo lo básico, cojer, comer y cagar.
Recuerdo esa noche como si fuera hoy. Fría, iluminada por el fogón que hicimos. Esa noche comimos unas lentejas con salsa, Hernán era el encargado de la cocina. Quería ser cheff. Esa noche la luna estaba llena. Podíamos ver solo la mitad, la otra mitad estaba tapada por la sierra cordobesa. Luna, Sierras, bosques y estrellas, muchas estrellas. Digno de una noche Spielbergleana.
Íbamos fumando nuestro segundo porro cuando nos sobresaltamos con unas ramas que crujían. Eran pasos. Crunch, crunch. Las ramas se rompían. Algo se acercaba. Nos miramos entre nosotros, ninguno dijo una sola palabra. Y los pasos se detuvieron.
-¿Qué carajo fue eso?-Fueron las palabras exactas que uso Juny. Matías se levantó de su asiento de tronco. Agarró una vara de madera, una especie de lanza primitiva, digna de un homo sapiens (mejor conocido como bicho de ciudad). Matías pegó un grito y fue corriendo hacia la maleza. Ese momento se creía Rambo. Volvió corriendo antes de lo que pensamos. Estaba mudo. Temblaba. Sujetaba su vara con las dos manos, asustado, muy asustado.
-¿Qué te pasa loco?!-Dije mientras lo sacudia.-Hablame pelotudo. No jodas así.-Matías no respondía.
-¡Jajajajajajajaj! Que tarados que son, como se la creyeron. Jajaja.-Matías no podía dejar de reír. Su estúpida broma me había echo asustar, a mi y a todos. Lo empujé y cayó al piso. Intentó calmarme, pero yo estaba demasiado enojado como para escucharlo. Entonces me alejé del grupo, salí a caminar un rato.
Mirar las estrellas no fue un error, fue una premoción de lo que se me venía encima. Una estrella brillaba tanto que desentonaba de las reales. Una estrella se movió y danzó en el cielo. Una estrella mostró su esplendor, y se acercó a mi. Una estrella me tocó. Esa estrella me condenó.
Íbamos fumando nuestro segundo porro cuando nos sobresaltamos con unas ramas que crujían. Eran pasos. Crunch, crunch. Las ramas se rompían. Algo se acercaba. Nos miramos entre nosotros, ninguno dijo una sola palabra. Y los pasos se detuvieron.
-¿Qué carajo fue eso?-Fueron las palabras exactas que uso Juny. Matías se levantó de su asiento de tronco. Agarró una vara de madera, una especie de lanza primitiva, digna de un homo sapiens (mejor conocido como bicho de ciudad). Matías pegó un grito y fue corriendo hacia la maleza. Ese momento se creía Rambo. Volvió corriendo antes de lo que pensamos. Estaba mudo. Temblaba. Sujetaba su vara con las dos manos, asustado, muy asustado.
-¿Qué te pasa loco?!-Dije mientras lo sacudia.-Hablame pelotudo. No jodas así.-Matías no respondía.
-¡Jajajajajajajaj! Que tarados que son, como se la creyeron. Jajaja.-Matías no podía dejar de reír. Su estúpida broma me había echo asustar, a mi y a todos. Lo empujé y cayó al piso. Intentó calmarme, pero yo estaba demasiado enojado como para escucharlo. Entonces me alejé del grupo, salí a caminar un rato.
Mirar las estrellas no fue un error, fue una premoción de lo que se me venía encima. Una estrella brillaba tanto que desentonaba de las reales. Una estrella se movió y danzó en el cielo. Una estrella mostró su esplendor, y se acercó a mi. Una estrella me tocó. Esa estrella me condenó.
NOTA: Hoy estoy vivo. Me estoy fumando un cigarrillo. Lo estoy disfrutando, tal vez él también.
1 comentario:
je bueno no quiero decir que fue efecto del porro peroooooo n_n
jajaja si ahora tas fumando un cigarrillo supongo que cambio tu vida n_u
pd:quiero leer mas n_n
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